Infancia y Salud

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martes, 29 de abril de 2014

Síndrome de la muerte súbita en lactantes



¿Qué es el síndrome de la muerte súbita en lactantes o SMSL?

 
 
El síndrome de muerte súbita del bebé (SMSL en español o SIDS en inglés) no es una enfermedad ni una dolencia. Es la muerte repentina e inesperada de un niño menor de 1 año de edad que se encuentra aparentemente sano. Generalmente se encuentra muerto al bebé después de haberlo puesto a dormir, no mostrando signos de haber sufrido. Por esto también se le conoce como «muerte de/en cuna» o «muerte blanca». Al realizar la exhaustiva investigación posterior (autopsia, examen del lugar de los hechos y circunstancias de la muerte y exploración del historial médico del bebé y su familia) esta no revela una causa explicable de la muerte. La SMSL sigue siendo un fenómeno desconocido: Los médicos no saben cuál o cuáles son las causas exactas que provocan estas repentinas muertes. Las principales hipótesis barajan que, en realidad, la muerte súbita se deba a distintas causas que estén relacionadas con un sistema nervioso inmaduro que es incapaz de controlar correctamente el corazón o los reflejos respiratorios durante el sueño o de despertarse cuando es necesario. De esta manera, por ejemplo, ante un cese transitorio de la respiración (una apnea), lejos de despertarse o respirar forzadamente como reflejo ante este suceso, como sería lo normal, el lactante no respondería de ninguna forma, produciéndose una asfixia. Los bebés prematuros poseen un mayor riesgo: a más prematuridad, mayor riesgo de muerte súbita, lo que respalda la idea de un sistema nervioso inmaduro como el principal culpable tras este fenómeno.  EL SMSL constituye la primera causa de muerte posneonatal (entre el primer mes y el año de vida) en los países desarrollados, suponiendo el 40-50% de dicha mortalidad. Las tasas de mortalidad varían considerablemente de un país a otro (en España se estima que se dan 100 casos al año) y dentro de nuestro propio país de unas Comunidades Autónomas a otras.


¿Qué niños tienen riesgo?

  • Sólo los niños pequeños, sobre todo los que tienen entre dos y seis meses. Los mayores de 12 meses de edad están protegidos.
  • Los prematuros o con peso bajo para su edad gestacional. También los nacidos en partos múltiples
  • Los nacidos de madres adolescentes
  • Los hermanos gemelos, especialmente en las siguientes horas del episodio. También los hermanos nacidos en los siguientes embarazos.
  • La existencia de otros familiares afectados
  • Los hijos de madres adictas a cualquier droga, incluido el tabaco.
  • Al contrario de lo que se piensa, no tienen más riesgos los niños vomitadores, tampoco los que regurgitan ni los tosedores. La vacunación, la fiebre que ésta puede producir, la fiebre por cualquier otra causa incluido los catarros, no predisponen a la muerte súbita. Los niños sanos están protegidos contra el vómito, a través de la tos, tragar el vómito, despertarse o llorar evitando así que el contenido del vómito pase al pulmón. En el peor de los casos estos niños pueden sufrir una neumonía por aspiración pero no la muerte.

Consejos y recomendaciones para prevenir la muerte súbita



Aunque las causas que provocan este síndrome nos sean desconocidas, sí que se conocen muy bien los factores de riesgo y de protección gracias a multitud de estudios. Periódicamente, importantes instituciones médicas, como la Academia Americana de Pediatría hace públicas recomendaciones actualizadas sobre lo que debe hacerse y lo que no para minimizar al máximo el riesgo de muerte súbita. Gracias a estas medidas el número de bebés muertos por este síndrome ha disminuido de forma notable en las últimas décadas. Resulta, por tanto, imprescindible conocer y aplicar las recomendaciones más actuales.

  • Colocar al bebé para que duerma boca arriba (decúbito supino). De entre todas las medidas para reducir el riesgo, esta es de las más importantes y que mejor se conocen. Un bebé que duerma boca abajo tiene un riesgo incrementado de muerte súbita. Para evitar una posible deformación del cráneo al dormir boca arriba (plagiocefalia posicional) se recomienda dejar que los bebés jueguen boca abajo, al mismo tiempo que se favorece así su desarrollo motor (lo ayuda a desarrollar los músculos de su cuello apropiadamente)
  • Utilizar un colchón rígido (nunca un colchón blando, una cama de agua, etc...) y evitar la presencia de juguetes en la cuna del bebé cuando vaya a dormir para evitar cualquier riesgo de obstrucción de vías aéreas.
  • No sobrecalentar al bebé ni abusar de la calefacción. La temperatura de la habitación del bebé debe estar en torno a los 20 ºC y no hay que abrigarlo excesivamente.
  • Los revestimientos acolchados para los barrotes de la cuna deben evitarse al incrementar el riesgo de muerte. Si la separación entre los barrotes es menor a 6 centímetros (para que el bebé no pueda introducir la cabeza) son totalmente innecesarios.
  • No es recomendable la utilización de almohadas, mantas ni cojines, ya que incrementan el riesgo de muerte. De ser necesaria la utilización de sábanas, tiene que estar bien fijadas a la cama pero sin estar muy apretadas. Ningún elemento dentro de la cuna debe tapar nunca la cabeza del bebé.Algunos grupos para la prevención del SMSL sugieren que no cubras a tu bebé con ningún tipo de manta. Si crees que tu bebé tiene frío, vístelo con ropa más calentita, como pijamas de una pieza que cubren los pies, o ponle un pelele de algodón de una pieza con una mantita especial encima que sirve para vestir al bebé por la noche; esta mantita es una prenda que parece un suetercito sin mangas, pero tiene forma de bolsa cerrada por abajo, de modo que el bebé queda calentito dentro de ella, pero no hay posibilidad de que le tape la cara o la cabeza.
  • Nada de tabaco: ni durante el embarazo, ni enfrente del bebé o en casa. Tampoco es recomendable que se acerque mucho gente que ha estado fumando, pues arrastran las partículas tóxicas del tabaco en la ropa. También debe evitarse la ingesta de alcohol durante el embarazo y después si es posible.
  • Dar el pecho al bebé. La lactancia materna se asocia fuertemente con una reducción del riesgo de muerte súbita.
  • Vacunación correcta del bebé. Hay que llevar las vacunas del bebé al día. Los estudios reflejan una disminución del 50 % del riesgo de muerte súbita al recibir el bebé las vacunas recomendadas.
  • Darle el chupete al bebé al ponerlo a dormir. Si queda dormido y el chupete se cae, no volver a ponérselo. Evitar el uso del chupete en el primer mes de vida del bebé. Si lo usa, mejor que sea bajo la supervisión de un adulto.
  • Los monitores comerciales no son de utilidad para reducir el riesgo de muerte súbita en bebés sanos. Sólo sirven para incrementar la ansiedad de los padres.
  • Evitar compartir la cama con el bebé, especialmente cuando tenga él menos de 3 meses de vida, cuando sea prematuro, cuando la madre o el padre haya tomado alguna medicina que induzca somnolencia o que tenga fatiga. En cambio, si se recomienda que el bebé comparta habitación con los padres. Es decir, cohabitación sí, pero colecho no (aunque hay posturas que defienden que el colecho es bueno para prevenir la SMSL, la mayoría de posturas y estudios afirman lo contrario)
  • El bebé no debe dormir cerca de un radiador o calefactor, ni bajo una luz directa. Tampoco debe estar con bolsa de agua caliente o manta térmica.
  • Si le parece que su bebé está enfermo, tiene malestar o está "raro", llame a su médico o a la clínica inmediatamente.
  • Cuidado durante el embarazo. El cuidado prenatal desde temprano y regularmente a lo largo del embarazo puede ayudar a reducir el riesgo del SMSL. Una atención prenatal adecuada es fundamental para asegurar la salud del bebé y reducir el riesgo de un nacimiento prematuro o con bajo peso (que, como ya hemos visto, son factores de riesgo de SMSL). Asegúrate de acudir a todas tus citas prenatales.
  • Nunca le dé miel a un bebé menor de 1 año, ya que ésta puede causar botulismo infantil en niños muy pequeños, enfermedad que puede estar asociada con el SMSL.

La mayoría de estas recomendaciones están bien establecidas desde hace años y su respaldo científico es potente. Otras recomendaciones, son más recientes y menos conocidas (y con menos estudios científicos a sus espaldas) como el uso del chupete, así que no podemos estar completamente seguros que sean causa de protección. Aún así, en este caso es recomendable pecar de prudente y aplicar estas recomendaciones como si fueran causa de protección hasta que dispongamos de más datos para actuar con mayor conocimiento. Quizás no sepamos a qué se deben estas trágicas muertes, pero está en manos de todos actuar para reducir su aparición.
 

Fases de sueño del bebé


El sueño infantil cumple una función reguladora y reparadora en el organismo. Es esencial para el control de la energía y la temperatura corporal. Es muy importante que se respete el ritmo del sueño infantil para favorecer el descanso de los más pequeños. El sueño en los niños y en los bebés, como en los adultos, tiene diferentes fases y etapas, que van variando con la edad. El patrón de sueño del bebé es muy diferente al de un adulto. Un bebé recién nacido sólo tiene dos de las cinco fases. Ellas son: fase REM y sueño profundo (fase no REM).


Fase REM
 

 
El sueño REM. Sueño de movimientos oculares rápidos (en español MOR; en inglés REM, de rapid eye movements): es la fase activa del sueño, en la que el cerebro permanece activo y también la más corta. En ella se encuentran, en mayor frecuencia e intensidad, las ensoñaciones. Además, la actividad de las neuronas del cerebro se asemeja a la de cuando se está despierto. Conforme el bebé va creciendo, lo normal es que los sueños REM vayan disminuyendo y que los NO REM vayan aumentando. A la edad de 4 meses, por ejemplo, el bebé consigue dormir 3 o 4 horas seguidas.


Fase no REM
 
Después de la fase REM entran en una fase de sueño profundo (no REM) del que pueden salir fácilmente despertándose.



    El sueño no REM es la fase tranquila y profunda del sueño. Y también la más larga. La fase del sueño profundo es peligrosísima para el ser humano desde el punto de vista evolutivo, puesto que durante ella somos muy vulnerables. Para paliar esta circunstancia, la naturaleza, que siempre está de nuestra parte, intercala en las fases del sueño profundo “picos” de sueño ligero a modo de microdespertares. Si todo está bien, continuamos durmiendo y no nos enteramos, pero si algo no va bien, nos despertamos. Cuando los niños adquieren este dominio (que no se da hasta pasado el año, siendo normal que haya despertares por este motivo hasta los cinco años) duermen de un tirón, pero, en caso contrario, hay que darles más tiempo.

Es alrededor de los seis meses cuando el bebé adquiere el resto de las fases. Pero como todo, lleva su tiempo aprender a “usarlas”. Comienza un período de adaptación en el cual el niño va practicando cómo dormir, por decirlo de alguna manera. Habrá noches que se despierte muchas veces, otras menos y tal vez alguna, alrededor del medio año, las menos, duerma de un tirón.